Ruta publicada por Pedro Pablo Uriarte «15 rutas circulares desde Gorliz para familias con niños»
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FICHA DE LA RUTA:
Tiempo total: 2 horas 10 minutos
Distancia: 10,09 km
Desnivel positivo acumulado: 237 m
Dificultad: Fácil
Una ruta similar ya la hemos realizado sentido contrario (Ver Ruta 6 de Gorliz para familias con niños), pero esta vez la realizamos con alguna modificación al revés, que como digo siempre parece otra ruta, volviendo al pueblo en este caso por Orbeta bidea.
Aunque mis nietos Nahia y Telmo han retornado con sus padres a Barcelona y ya no puedo hacer ninguna ruta con ellos, acaban de llegar de viaje mis otros dos nietos, Pello y Sofía, que me acompañan en esta sencilla y divertida ruta. A Sofía, de solamente año y medio, le lleva su padre en una mochila ventral.
Partimos el cuarteto de Iberre Zeharbide y, atravesando Iberreta plaza llegamos hasta la rotonda del barquito, desde donde nos dirijimos hacia la rotonda de Mungia pasando frente al cementerio y al poligono industrial Sagastikoetxe. Pasada esta, al llegar a la siguiente rotonda nos desviamos a la izquierda, hacia el barrio Zabale (está indicado). Al poco empieza una cuesta y pasamos ante el viejo caserío Zabale, que da nombre al barrio.
Un poco mas arriba la carreterita se convierte en camino entre las vallas de un par de caseríos, para llegar en unos metros a un desvío a la izquierda y, de inmediato a la derecha. El camino ahora es una preciosa senda arbolada en suave descenso bajo las encinas, que transcurre al lado de unos pastos donde pacen mansamente unos hermosos caballos bajo la sombra. Pello se para e imita su relincho. Al poco tenemos que echarnos a un lado para dejar paso a un grupo de cicloturistas que coinciden en nuestra ruta. Nos saludan amablemente.
Seguimos hacia abajo hasta llegar a confluir con una carretera muy cerca de la entrada de Viveros Koala. Estamos en Botola bidea, carreterita que desde la carretera general de Mungia baja hasta Mandañu bidea. Giramos a la izquierda y seguimos hacia arriba, hacia la carretera general. La carreterita es muy poco transitada y no coincidimos con coche alguno. Pasamos al lado de unas higueras con higos maduros inaccesibles y, al poco, al lado de manzanos, perales y viñedos con la mayoría de sus racimos maduros que se estan pudriendo. Y están ya maduras, muy dulces, una pena. También las nueces están comenzando a ennegrecer, enseguida empezarán a caer. Estamos a comienzos de Septiembre y creo que el otoño viene adelantado.
Al terminar una cuesta llegamos a la carretera general BI–2120 Plentzia–Mungia. Esta sí que es una carretera transitada, así que cogemos a Pello de la mano y esperamos a que la circulación nos de un respiro para cruzarla. Y lo hacemos justo de frente. Allí mismo parte un amplio camino que nos llevará hasta Saratxaga. Y como Pello no hace mas que quejarse de que tiene hambre y sed, hacemos una parada estratégica y nos sentamos en una roca en la sombra para sacar algunas cositas de la mochila, que sé que a Pello y a Sofía les encantan. Mi hijo deja a la niña en el suelo, liberándose un rato de su peso. Parece que ella también lo agradece, ya que de inmediato empieza a corretear.
Tras el refrigerio (solamente para la infancia, ya que nosotros apenas bebemos algo de agua), seguimos adelante para llegar enseguida a un cruce. A la derecha subiríamos entre eucaliptos hacia la carretera Orabille–Andraka (ver Ruta 14 de esta Guía), pero nosotros queremos hoy bajar a Saratxaga, así que giramos a la izquierda. Pasamos al lado de una cerca que rodea un caserío y un poco más abajo vemos dos cabritas atadas con unas cadenas pastando en medio del camino. Pasamos al lado de ellas y seguimos bajando por una curiosa pista preparada para subir en coche. Pasamos al lado de un hermoso chalet con un membrillero repleto de frutos con algunos de ellos por los suelos, y poco mas abajo al lado de un viñedo bien cuidado.
En la parte más baja de la cuesta hay un cruce y giramos bruscamente a la derecha. El camino nos gratifica con un tramo precioso bajo el arbolado. A la izquierda hay un caserío y un prado con ovejas muy bien cuidados. Llegamos a una gran casa a nuestra derecha de construcción relativamente moderna y con una profusión de carteles de “Propiedad privada”. Comento con mi hijo que todas las casas que hemos visto son de propiedad privada, pero no lo manifiestan de esa manera. El camino sigue adelante entre las vallas y muros de algunos bonitos caseríos y chalets. Al poco encontramos una higuera artiborrada de frutos maduros y tras coger algunos que estan al alcance de la mano llegamos a la antigua cervecera Saratxaga, hace unos años cerrada.
Allí mismo giramos a la derecha para subir por una pista algo pedregosa con vallas de algunas fincas situadas a nuestra izquierda. La pista termina y se convierte en un camino que entra bajo las encinas y vamos como por un túnel. Al poco el camino se divide y cogemos la senda de la izquierda, que a Pello se le hace un poco molesta por la profusa vegetación de ambos lados del camino, que al pobre con su reducida talla parece que se lo van a comer. Encontramos una higuera a mano y cogemos unos cuantos higos, suficientes para hacer un par de tarros de mermelada. Y lo hacemos bajo la atenta mirada de un par de ponys que han aparecido al otro lado de la alambrada. La verdad es que coger higos tiene su precio porque Pello, su padre y yo nos ortigamos un poco.
El tramo de senda de profusa y amenazante vegetacion lateral no tiene mas de cien metros de longitud y llegamos a una carreterita que termina al lado de un chalet que lleva parada su construcción desde hace varios años. Seguimos por ella y tras pasar unas hermosas encinas de alto porte vemos a nuestra derecha el caserío Alegría. Tras superarlo entramos ya en la parte alta de Orbeta bidea, que baja recta unos cientos de metros hasta Barberusolo y desemboca en Tribiñu kalea. Una vez en ella giramos un poco a la derecha hasta la rotonda de Armintza y bajamos por Itasbide kalea hasta llegar bastante mas abajo a la plazuela de San Pedro y a Iberre Zeharbide, donde cerramos la ruta de hoy.
En definitiva, se trata de una ruta sencilla y divertida donde las haya, sobre todo para los niños, ya que hemos visto todo tipo de animales: gallinas, ponys, caballos, ovejas, cabras y unas vacas, aparte de oir varias veces el graznido de alguna urraca. Y además hemos cogido y comido higos, probado unas uvas, un par de dulces manzanitas y algunas moras. ¿Qué más se puede pedir?, y todo ello en poco mas de seis kilómetros absolutamente aptos para todo tipo de familias con o sin criaturas.