AKELARRE
Después de la puesta de sol, mientras paseáis, ¿no habéis escuchado voces lejanas, risas y canciones? ¿No te parece que surgen de todos los sitios y de ninguno a la vez? Probablemente sea algún Akelarre, la vieja celebración de las brujas volando por los vientos que vienen a reunirse con el diablo que viene de las profundidades.
Bienvenidos a Akelarre servidores del malvado.
AKERBELTZ
¿Os habéis atrevido alguna vez a ir a los montes cuando las estrellas están encima de nuestra cabeza y a dejar atrás la seguridad de las viviendas modernas? Supongo que no, pero si es así, no lo pondría en duda si ustedes dicen que han visto muchos akelarres dirigidos por el propio Akerbeltz. Los lunes, miércoles y viernes son los mejores días para celebrar en el territorio.
¡Manténganse lejos los que ensucian nuestros lugares sagrados, nuestras tradiciones y nuestras costumbres!
¡Despídete del pobre que no se quita del camino de Akerbeltz! ¡No pidan disculpas una vez finalizado vuestro tiempo!
LEYENDA
Cuando a la mitología le unimos la brujería, hay un elemento que surge con la propia voz: Akerbeltz, aker beltza («macho cabrío negro»). Sobre él se ha dicho que era el jefe de las reuniones llamadas Akelarre entre brujas y hechiceros, que recibía ofertas de todo tipo de la mano de los asistentes, que le adoraban como un dios y que en aquellas conocidas noches de akelarre acostumbraba a copular con mujeres y hombres, tanto jóvenes como mayores.
No hace falta decir que esas atrocidades estaban solo en la cabeza de muchos inquisidores, obsesionados con ver todo lo que salía de la corta mirada del demonio.
Para la mayoría de la gente, Akerbeltz era un genio que vivía en lo más profundo de la Tierra. Era capaz de traer tormentas, también tenía unas características beneficiosas para el ganado, por lo que en muchos hogares criaban un «aker beltz» para que el resto de los animales estuviesen libre de enfermedades.
Texto escrito por Aritza Bergara Alustiza