Ruta infantil 3: Una vuelta hasta Urizar y Armintza y retorno por el Ermua y Urezarantza


Ruta publicada por Pedro Pablo Uriarte «15 rutas circulares desde Gorliz para familias con niños»

Ver mapa de la ruta en Wikiloc

FICHA DE LA RUTA:

Tiempo total: 2 horas 49 minutos
Distancia: 12,89 km
Desnivel positivo acumulado:  400m
Dificultad:  Fácil

Hoy vamos tres al monte: mi hija Amets, mi nieta mayor, Nahia, de siete años de edad, y yo. Mi hija seguro que sí, pero dudo si la niña va a aguantar toda la ruta, ya que es relativamente larga y muy parecida a la “Ruta 11 Gorliz”. La diferencia es que en este caso nos desviamos antes del Ermua y, por Fanobidea, bajamos por la pista de cemento llamada Txoznako Estrata hasta Urezarantza y el polideportivo, para retornar al centro de Gorliz.

Hoy andamos en total algo menos que en la ruta 11 (casi 13 km), y no dudo que la niña irá bien hasta Armintza, pero después casi hay que subir hasta el Ermua, aunque la ascensión no es muy dura. Veremos lo que sucede, si en Armintza dice que ya vale podemos coger el autobús de vuelta, que tampoco pasa nada.

Como soy un sufrido y estoy muy acostumbrado llevo yo la mochila para los tres con agua abundante y algo de comida, incluida la fruta. Hace un buen día pero el calor no aprieta, así que si todo sale bien y la niña no se cansa conseguiremos completar la ruta.

Hemos madrugado, no sin protestas de Nahia, y empezamos a registrar la ruta en Wikiloc casi a las 8:30 de la mañana en Iberre Zeharbide, al lado de la plazuela de San Pedro. Llegamos enseguida a la rotonda del barquito subiendo por Tribiñu Kalea hasta girar por Ageo y un poco más arriba salimos ya del centro urbano.

Vamos hasta la antigua cervecera Saratxaga por el precioso camino bajo las encinas que hemos utilizado en numerosas ocasiones en varias rutas y que es una delicia andar por él. Al llegar frente a la cervecera, actualmente cerrada, giramos a la izquierda junto a un chalet y vamos por un amplio camino en suave pendiente. Enseguida nos metemos entre la vegetación y al poco el camino se divide. Nosotros seguimos por la derecha, ya que por la izquierda iríamos hacia Orbeta bidea. Le propongo a mi nieta ir yo delante marcando el ritmo, ella detrás mio y la última mi hija, Amets. La razón es doble: por una parte ir quitando con los bastones las numerosas y molestas telarañas tejidas durante la noche, y por la otra, marcar el paso para no forzarle a la niña.

Sin mayor problema y charlando sobre árboles de hoja caduca y hoja perenne (como las encinas junto a las que pasamos), llegamos a la carretera Orabille–Andraka, justo cuando pasa un jinete sobre un hermoso caballo blanco que seguramente se dirige hacia el Club Hípico Goikomendi, situado un poco mas arriba.

¡Hala!, exclama Nahia, que le parece extraordinario ver por aquí alguien a caballo como en cualquier película de vaqueros. Giramos a la izquierda y seguimos por la carretera pasando ante el precioso restaurante y hotel rural Larrakoetxea (en la foto), que por ser aún temprano esta cerrado. Al pasar junto a la alambrada de separación de la finca del Larrakoetxea, damos un repaso a los árboles de un tipo y de otro, debido a la gran variedad forestal que tiene ese jardín. Con mi altura consigo sacar una foto de la lejana bahía de Gorliz por encima de la puerta (foto de al lado). Seguimos adelante y a los pocos metros nos desviamos a la derecha, hacia el barrio de Urizar, de Lemoiz.

La carretera es muy tranquila, sin circulación, y al cabo de un kilómetro y medio aproximadamente, tras pasar ante algunos prados donde pasta algún burro – que por cierto cada vez son menos – aterrizamos en la carretera general Armintza–Andraka, que cruzamos para seguir de frente.

No lo hemos dicho, pero desde hace un buen rato estamos recorriendo un tramo de la GR 280, el Gran Recorrido de Uribe Kosta, y por ella iremos hasta Armintza, para coger después otro tramo de la GR 123, el Gran Recorrido de la Vuelta a Bizkaia, en la ascensión hacia el Ermua.

Pero no nos adelantemos. Cruzamos la citada carretera en el centro urbano de Lemoiz y vamos de frente, pasando en una rotondita junto a una antiquísima encina trasmocha que aún tiene brotes. Tras bajar un poco más llegamos al lavadero de Urízar, del s. XIX y renovado en 2002, como reza en un panel indicativo. La verdad es que el lugar es precioso, rodeado de robles de gran porte que proyectan una magnífica sombra y, donde a pesar de la pertinaz sequía el arroyo sigue vivo a su vera. Parece que eso le despierta a Nahia la sed y bebe un buen trago de agua.

La carretera sigue hacia delante y se bifurca. Cogemos la de nuestra izquierda, hacia Ugarte y Armintza, porque si cogiéramos por la derecha iríamos hacia Bedarregi y al monte Urizarmendi (Ver Ruta 24 Gorliz), y eso hoy no nos interesa. La ruta de carretera es totalmente llana y transcurre entre prados y algún que otro caserío bien cuidado.

Al cabo de un kilómetro aproximadamente termina y se convierte en un camino arreglado con gravilla que se mete de lleno en el bosque. Este tramo es también muy bonito, en sombra y con pequeños altibajos. Estamos en el típico bosque cantábrico de árboles caducifolios y pasamos ante unos magníficos ejemplares de robles. Cojo un par de bellotas para enseñárselas a la niña y para intentar que en casa germinen dentro de un algodón húmedo y al calorcito. Encontramos unos pequeños carteles en varios árboles haciendo la propaganda de que escaneemos un código QR impreso para leer una poesía. Cuando menos curioso. Al poco llegamos a un par de puentes de madera, uno mas pequeño y otro mayor, este sobre el arroyo Andrakos, que trae agua a pesar de la sequía y baja cantarín. A nuestra izquierda hay un caserío que desde el puente y entre los árboles forma una hermosa imagen.

Tras cruzar el puente seguimos por un camino de gravilla de color amarillo que nos conduce al lado de la carretera general hasta un cruce con señales GR, donde tenemos que girar a la derecha en dirección a dos caseríos cercanos. La niña nos pregunta si falta mucho para llegar a Armintza, y yo le digo que bastante poco y que la llegada es muy bonita, justo al lado de un puentecito. Dudo de si va a querer esforzarse y subir el tramo desde Armintza hasta casi el Ermua, aunque no llegaremos a él. Haremos todo lo posible. Mi hija también le anima.

La carreterita sigue adelante y traza un par de curvas al lado de unos bonitos caseríos, y poco antes de que desemboque a la carretera general, a nuestra derecha parte un sendero que entre huertas nos lleva enseguida hasta el núcleo urbano de Armintza, tras cruzar el arroyo Andrakos por el puentecito de piedra anteriormente comentado. Se ven al lado del arroyo bastantes crocosmias, típicas flores rojas que suelen crecer cerca del agua. A Nahia y a mi hija Amets la estampa les encanta, que desde luego parece sacada de un cuento.

Y ya estamos en Armintza. Decidimos parar un rato bajo la sombra a comer y beber algo. Nahia se jama un bocatita de chorizo y algo de fruta, y tiene de premio un poco de chocolate. El día sigue magnífico y tampoco hace demasiado calor. A ver si convencemos a la niña para afrontar lo mas duro del día de hoy, aunque tampoco es para tanto.

Tras el refrigerio cruzamos la rotonda de entrada a Armintza y enfocamos una cuesta no muy pronunciada que poco a poco va rodeando el muro del hotel Arresi. Estamos en un tramo de la GR 123 de la Vuelta a Bizkaia. A nuestra izquierda han talado unos enormes eucaliptos que yo los conocía desde siempre. Tras pasar al lado de la puerta trasera del citado hotel, llegamos a una puerta metálica que prohibe la circulación de coches y motos. Cruzamos por el paso lateral y seguimos subiendo por pista de gravilla hasta encontrar enseguida a nuestra izquierda un camino terroso y pedregoso que empieza en una fuerte cuesta, o por lo menos eso le parece a la niña, que se queja de tener que subir por ahí. Me paro un ratito junto a ella y le digo que el monte es así y a veces cuesta un poco, y que enseguida el camino se hará más suave y se meterá bajo los eucaliptos, subiendo en sombra casi hasta el Ermua por cuestas menos empinadas. Entre lo que le digo yo y lo que le dice su madre nos hace caso y un poco a regañadientes sigue para adelante. Claro, yo no le he dicho que desde Armintza nos podríamos haber vuelto en autobús.

En efecto, el camino transcurre ya bajo la sombra de los eucaliptos, que por cierto distraigo a mis dos chicas con el panegírico que les suelto en contra de las plantaciones masivas de estos árboles foráneos. Ver abajo en ¿Sabias que…?

Y charlando, charlando, sobre todo yo para entretener a la niña, llegamos a la parte mas alta de este tramo del camino, que ya es una zona llana por la que transcurre el sendero, llegando a un cruce señalizado. Le digo a Nahia que si vamos por la derecha llegamos tras una cuesta a la cumbre del Ermua, pero que ya hemos subido todo lo que teníamos que subir y que mi intención es ir hacia abajo, hacia Urezarantza. Dice que como estuvimos hace unas semanas en el Ermua junto a su primito Pello ya no le hace tanta gracia volver, y que también prefiere ir hacia abajo. Así lo hacemos. Es mi hija la que se queda con las ganas.

El camino ahora es terroso, arcilloso, con bastantes piedras y con una alambrada a nuestra izquierda. Con cierto cuidado con Nahia para que no tropiece vamos poco a poco descendiendo. En poco rato estamos bajo la sombra de las encinas y al poco le indico a la niña un senderito que llega por nuestra derecha y que casi no se ve por estar tapado por las hojitas coriáceas. Este es el sendero por el que bajamos de la cumbre en la Ruta 1, la del “bosque encantado”, recuerda ella.

A partir de ahora y hasta llegar a casa Nahia ya conoce el camino. Al poco llegamos a Fanobidea y uno poco mas adelante giramos a la derecha para bajar por la pista cementada llamada Txoznako Estrata. Las vistas de la bahía de Gorliz desde este cruce son espectaculares.

Seguimos por la pista hacia abajo y a la altura de un coqueto chalet se convierte en carretera. Más abajo, tras bajar una fuerte pendiente, girar a la izquierda y pasar ante un par de caseríos desembocamos en la carretera de Urezarantza. Una vez allí, no tenemos mas que cruzar la misma para pasar por delante de la clásica cervecera Kilimanjaro y, tras rodear el polideportivo, llegar hasta Ondargane bidea.

No tenemos mas que subir por Aldapa Barrena para llegar a la calle Itsasbide y la plazuela de San Pedro, donde cerramos la ruta tras caminar casi 13 km, que ya esta bien para haber ido con una niña de siete añitos.

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