Ruta publicada por Pedro Pablo Uriarte » 24 Rutas circulares de senderismo desde Gorliz»
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FICHA DE LA RUTA:
Tiempo total: 4 h 40 min
Distancia: 17,18 km
Desnivel positivo acumulado: 356m
Dificultad: Moderada
Salimos de Ibarreta plaza en Gorliz, y por la rotonda del barquito pasamos ante el cementerio y el polígono industrial Sagastikoetxe, llegando enseguida a la rotonda de la carretera de Mungia. Seguimos hacia delante y, bajando por Kautela bidea giramos enseguida a la izquierda, para meternos a mitad de bajada por Iturri bidea hasta una rotondita en la que de nuevo giramos a la izquierda y, enseguida, de nuevo a la derecha para bajar hasta la carretera de Gandia. Seguimos por ella a la izquierda hasta su final, a la altura de una fuente de piedra.
Vamos hacia delante por la carretera en ascenso, llamada Mandañu bidea, pasando delante de un taller de curvados hasta su parte más alta, cogiendo allí la desviación hacia el castillo de Butrón (hay indicaciones GR) (33 min).
Tras un corto tramo en descenso casi todo bajo arbolado, llegamos a la ría de Plentzia, que a partir de ahora, más cercana o alejada, nos quedará siempre a nuestra derecha hasta llegar al castillo de Butrón. Nosotros, de momento, seguimos un rato por la amplia senda bajo el arbolado junto a la ría hasta llegar a la primera desviación señalizada de la GR 280 y que sube a Andraka (1 hora). Seguimos hacia delante, y en unos cuantos minutos más llegamos hasta la segunda desviación de la GR hacia Andraka (ver ruta 12) (1 h y 10 min).
La pista sigue unos metros en descenso y, casi de inmediato, desemboca en otra mas amplia que, primero con gravilla y después asfaltada, nos conducirá hasta el castillo de Butrón.
Entramos en un tramo tranquilo y totalmente llano, en su mayoría arbolado y de agradable andadura por carretera, con la cercana y tranquila ría a nuestra derecha. Enseguida la ría, hasta ahora llamada ría de Plentzia, se convierte en rio Butrón, no afectándole ya las mareas a la altura de la presa de Arbina, que podemos ver en una entrada hacia la ría por nuestra derecha. La salinidad del agua va disminuyendo a medida que la ría se acerca a la presa donde se convierte en rio Butrón.
Rio arriba de Arbina a veces las aguas se tiñen de verde por la cantidad de microplantas que crecen en su superficie favorecido por el estancamiento que provoca la presa. Veremos cómo en imitación a los ríos tropicales y selváticos, las ramas de los árboles ribereños rozan y casi descansan sobre las aguas. El entorno es muy relajante, ayudado por los trinos de los pájaros.
Casi sin darnos cuenta, cuando vamos admirando la floresta, tras una curva a nuestra derecha y un puentecito, llegamos al impresionante castillo de Butrón que parece sacado de un cuento de hadas, aunque sus orígenes no son de cuento, sino mas bien de ardorosos guerreros banderizos, como lo eran los Butrón, y que fué solar de su estirpe (1 h 40 min).
Pasamos el puente y nos acercamos a la fachada del castillo, que superamos por nuestra derecha. A su espalda tenemos un cruce. Si vamos la izquierda iríamos hacia Urduliz (ruta 13), pero nuestro objetivo hoy es otro, por lo que cogemos la carretera de la derecha, que sigue hacia delante hasta enseguida convertirse en pista.
Vamos siempre bajo el arbolado y por una amplia pista terrosa y llana con amplios y frecuentes charcos (había llovido abundantemente el día anterior). En pleno verano imaginamos que no habrá tanta agua en el camino.
Enseguida pasamos al lado de una casa abandonada con grandes pintadas en color azul, y un poco más adelante, algo más retirada, otra casa de ladrillo junto a unas curiosas edificaciones abandonadas, que seguramente tenían algo que ver con la presa de Arbina , situada un poco mas adelante.
Andados unos 2 km desde el castillo casi llegamos a la citada presa de Arbina, pero ahora la vemos por el otro lado y un poco a vista de pájaro. Está situada un poco más abajo del camino. Al llegar al cruce hemos cogido el camino de la izquierda, por la derecha iríamos a la propia presa.
El camino ahora es siempre en ascenso, unas veces con rampas mas duras y otras menos, pero siempre subiendo. El piso es terroso, arcilloso, y con grandes surcos creados por el agua y por los neumáticos de algunas motos que han horadado el terreno. Vamos siempre bajo el manto de especies frondosas autóctonas que forman una cerrada selva húmeda cantábrica típica. Nos encontramos con varios árboles caídos sobre el camino que debemos pasar por debajo o saltar sobre ellos. Es un gran disfrute andar bajo árboles autóctonos de un bosque cantábrico, y encontramos una gran diferencia respecto a andar por pistas bajo los numerosos bosques de eucaliptos que desgraciadamente pueblan nuestra costa. Esto lo haremos más tarde, y nos vamos a hartar.
El camino llega un momento que se convierte en senda y traza varias curvas y revueltas. Vemos a la derecha de la senda numerosos tutores con pequeños robles en su interior de los cuales casi ninguno ha progresado. Llegamos a un claro que tiene una estructura de hormigón a nuestra derecha y que parece un depósito de agua. Aprovechamos a sentarnos y hacer un descanso para degustar un poco de fruta y echar unos tragos de agua.
Una vez acabado el refrigerio, como precaución, nos ponemos una prenda con manga larga para protegernos de los pinchazos de las zarzas y las plantas laterales del camino. Las piernas ya las teníamos protegidas con pantalones largos. A decir verdad, la agresión de las plantas apenas fue problemática. No considero que la profusa vegetación lateral, de momento, sea un gran problema para venir por aquí, es mas, lo recomendamos. Sin embargo, como a nadie se le ocurra meter una desbrozadora en las márgenes del camino las zarzas se lo van a comer, literalmente.
Nada mas echar a andar desde el depósito de agua tomamos de inmediato la senda de la izquierda. Por la derecha, donde hay una valla de madera, bajaríamos hacia las primeras casas de la urbanización del Abanico y tendríamos que hacer el resto de la ruta por carretera, cosa que no deseamos.
Cogemos por tanto la senda de la izquierda, en la que andamos un par de centenares de metros y de nuevo cogemos por la izquierda en otra bifurcación. Se ve una valla en el camino de la derecha a los pocos metros. Por ahí no, vamos por tanto por la senda de la izquierda.
Ahora el camino, muy visible, sube poco a poco y durante un rato encajonado entre la vegetación lateral y las amenazantes zarzas que tampoco inquietan demasiado. En poco rato alcanzamos después de un repecho una zona mas despejada, con algunos árboles y unos cuantos tutores que protegen algunos árboles plantados. Hay una mesa y una especie de buzón bajo un roble en forma de pequeño castillo. Estamos en el monte Isuskitza, de 216 metros.
Tras sacar un par de fotos seguimos unos metros hacia delante sin desvíos, viendo de inmediato una senda a la izquierda, que no cogemos. Esta senda llegaría hasta la carretera desde Butrón a Urduliz. Pero nosotros seguimos de frente, hacia delante, para llegar enseguida a otro cruce en el que cogemos a la derecha. Bajando un poco llegamos en unos cientos de metros a la carretera alta del Abanico llamada Camino de Isuskitza.
Ahora hay que andar con mucho ojo. Atravesamos la carretera de frente y vamos unos poquitos metros hacia la izquierda. Y allí, a nuestra derecha, vemos una entrada casi invisible que remonta un pequeño talud entre unos árboles. Vamos por ahí. Y nada más superarlo vemos una senda que va hacia la izquierda y que se divide. Elegimos la de la izquierda, que se mete en el bosque de eucaliptos. A partir de ahora, hasta la carretera general, todo será andar bajo un enorme bosque de eucaliptos.
Hay un detalle de vital importancia: debemos fijarnos a partir de ahora en unas señales que indican los giros del camino. Son una especie de puntos de pintura rojos que se ven de vez en cuando, sobre todo en los cruces, en algunos troncos de los eucaliptos o en piedras en el suelo. Hay que estar atentos porque nos indican que vamos bien. Parece ser que los han puesto los bicicleteros.
Seguimos un rato sin desviación ni giro alguno, salvo un pequeño desvío a nuestra derecha para salvar una zona encharcada que enseguida nos devuelve al camino.
En un rato llegamos a un giro a la izquierda, y seguimos. En realidad, la tendencia es siempre hacia bajo en ligero descenso. Llegamos al poco rato a otro giro a la derecha y, a partir de ahora el camino (nos seguimos fijando en los puntos rojos) es bastante evidente, llegando al poco a otro giro a la derecha (el punto rojo esta situado en un eucalipto a la derecha según bajamos, indicándonos la dirección).
Seguimos otro rato por senda relativamente llana con bastante maleza y zarzas a los lados que tenemos que sortear, aunque se hace de manera bastante sencilla y sin excesivos problemas. Hay tramos bastante embarrados. Seguro que esta situación cambiará dependiendo de la época del año, de las lluvias y del clima que haya hecho, y me refiero tanto a la vegetación como al estado de las sendas. Repito lo de la desbrozadora para mantener los caminos relativamente limpios de maleza.
Llegamos a otra intersección y giramos a la izquierda, y la senda ahora se convierte en un mínimo canalito terroso que en franco descenso desemboca en la carretera baja del Abanico. Salimos ya del bosque y tras unos doscientos metros andando hacia la izquierda estamos en la carretera general entre Plentzia y Urduliz. Por ella vamos hacia Plentzia. ¡Cuidado!, hay tramos sin arcén y los coches pasan muy cerca
Como digo, vamos por la carretera en dirección a Plentzia hasta llegar al puente nuevo, que atravesamos hasta la rotonda de Gandia. Subimos por la acera de la cuesta de Kautela Bidea hasta la siguiente rotonda y a partir de ahora no tenemos mas que desandar el camino de la mañana hasta el punto de partida, en la calle Iberre.
En definitiva, y como resumen, se trata de una ruta circular muy bonita, la mayoría protegida por el variado arbolado, que en menos de cinco horas (4 h 40 min en total) yendo muy tranquilos, recorremos algo mas de 17 Km pero con un discreto desnivel acumulado positivo: solamente 356 metros.