PERSONAJES MITOLÓGICOS VASCOS

AKELARRE eta AKERBELTZ
Cuando a la mitología le unimos la brujería, hay un elemento que surge con la propia voz: Akerbeltz, aker beltza («macho cabrío negro»). Sobre él se ha dicho que era el jefe de las reuniones llamadas Akelarre entre brujas y hechiceros, que recibía ofertas de todo tipo de la mano de los asistentes, que le adoraban como un dios y que en aquellas conocidas noches de akelarre acostumbraba a copular con mujeres y hombres, tanto jóvenes como mayores.

AMALUR
Lo único que había cuando era la nada, se formó la tierra y después de varios quinquenios nacieron sus hijas, el Sol y la Luna, desde su interior, como el resto de elementos que nos rodean. Una, la cara de la divinidad y la otra, su ojo, para cuidarnos. No debemos alejarnos de ella porque todos los seres vivos somos parte de la naturaleza. La raza humana debe más respeto a la madre tierra, a Amalur.

BASAJAUN
En la comarca montañosa de Sara vivió hace unos cuantos quinquenios un joven llamado San Martiniko. Era inteligente y rápido y gracias a varios trucos consiguió aprender algunas de las técnicas de los gigantes Basajaun que habitaban allí. Esto ayudó al hombre a mejorar su calidad de vida. El joven vivía en un molino y a través de su trabajo ganaba dinero que le permitía sobrevivir.

EGUZKI, ILARGI eta ORTZI
Dicen que un leñador de Gordexola, que llevaba el apellido Aretxederra, maldijo los cielos una vez porque la lluvia continua mojaba los árboles, dificultando así el trabajo de la tala. Y el relato continúa diciendo que sus palabras enfadaron tanto a Ortzi, que en vez de hacer pasar la tormenta aumentó la violencia y que comenzó a lanzar rayos uno tras otro hacia donde se encontraba el leñador.

GALTZAGORRIAK
Contaban que en Kortezubi, un hombre compró un grupo de Galtxagorris a cambio de una onza de oro en el lejano mercado de Baiona para que le ayudaran en sus trabajos . Llegado el momento, cuando abrió el alfiletero utilizado para transportar a los Galtxagorris, los duendes pequeños salieron rápidamente y comenzaron a dar vueltas, volando alrededor de la cabeza del dueño y preguntando continuamente qué quería que le hicieran. Éste les encargó el trabajo y al cabo de unos segundos lo hicieron perfectamente.

GIZOTSO
Un vecino del municipio de Valcarlos, Martín Alustiza, tras levantarse como siempre antes del amanecer y ya finalizadas las tareas, decidió trasladarse al municipio de Auritzberri, ya que era día de mercado.

HERENSUGEAK
Cerca del municipio de Arrasate vivía un dragón. Para mantenerlo alejado y evitar daños a la población, los habitantes pactaron con el. Según esto, cada mes se realizaría un sorteo y la persona que salía seleccionada sería el alimento de la bestia.

JENTILAK
Según se suele decir, los gentiles estaban reunidos cerca de una cima de trigo, en la que apareció un hombre llamado Martiniko, vestido con unas botas que eran enormes para su tamaño. Los gentiles le miraron sorprendidos, impresionados por su valentía. Él, sin expresar ningún temor, les propuso un reto.

LAMIAK
En una ocasión, unas lamias que vivían en Laminazul, en la región de Isturitz, se dirigieron a la puerta del caserío de los Uriarte para solicitar los servicios de Martzela Urrunetxea. Martzela era una matrona de reconocido prestigio que vivía allí. Sin necesidad de pensarlo dos veces, cogió una bolsa con los utensilios necesarios y se fue hasta una cueva oculta. Allí vivían las lamias, llenando con éxito su trabajo.

MARI, JAINKOSA NAGUSIA
Una vez, un pastor vio a Mari cruzando el cielo sobre una carroza impulsada por siete incansables cabras. Continuó con la mirada y pudo comprobar que se adentraba en la cueva de Akertegi. El joven se acercó hasta allí y, con mucho cuidado, pudo ver a una bella mujer peinando su pelo largo con un peine de oro.

SORGINAK
Un día allá por 1792, un mulero llamado Kemen se dirigía a su casa después de terminar los trabajos. Con la intención de acortar el camino, se le ocurrió atravesar los montes de Treviño. Por el contrario, se perdió y, con la mayor desgracia, se le echó la noche encima en medio del bosque.

TORTO
En la región alavesa de Zuia vivía hace tiempo un inmenso Torto, y los vecinos cercanos temían por los ataques que podía cometer a las ovejas, cabras, vacas y humanos. En una ocasión, un caminante venía de la frontera con Zuberoa, concretamente donde terminan las tierras vascas.